COVID Y CÁNCER. DAÑOS COLATERALES.
En la actualidad se diagnostican unos 280.000 nuevos cánceres
al año y mueren unas 160.000 personas por esta causa. Es la segunda causa de
mortalidad en España con un 25% de las defunciones. El riesgo de tener cáncer
aumenta de forma significativa a partir de los 45-50 años. El hombre tiene una
probabilidad de un 41% de contraer cáncer antes de llegar a los 80 años y la
mujer de un 27%. En España los cánceres más frecuentes son el de colon y recto
con unos 43.000 anuales, seguido del de mama con unos 35.000, el de pulmón y el
de próstata, ambos con unos 31.000 y el de vejiga con unos 23.000. Ya a más
distancia se encuentran los linfomas y el de páncreas, ambos con unos 9.000, el
de útero y el de hígado ambos con unos 7.000, etc. En el ámbito causal, se
estima que una de cada 3 muertes está directamente relacionada con los 5 factores
evitables: tabaco, alcohol, infecciones, sedentarismo y hábitos alimentarios
inadecuados.
No obstante, en los últimos tiempos, en el campo de la
oncología, se ha conseguido mitigar de forma muy significativa la mortalidad
del cáncer, sobre todo, por una herramienta que permite el diagnóstico de un gran
número de lesiones precancerosas y de lesiones tumorales en estadios muy tempranos,
esta herramienta no es otra que el cribado o screening. La detección de tumores
en fases iniciales o que aún no se han malignizado, permite cirugía,
radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia que en muchos casos consiguen curar
la lesión, evitar su extensión y prolongar la esperanza de vida cuando el pronóstico
es muy malo.
En el tiempo que ha transcurrido desde que se inició la
pandemia por Sars-Cov2 (Covid 19), hemos sido testigos, entre otras muchas
cosas, de como un sistema de salud mejorable ha sucumbido ante una emergencia
sanitaria de este tipo. La atención inmediata que demandaban los pacientes con
Covid, en especial en las etapas iniciales de la pandemia donde el virus ocasionaba
un número de neumonías bilaterales que el sistema sanitario no podía soportar
ni por infraestructuras ni por alternativas terapéuticas, supuso renunciar a la
atención de otras patologías que aparentemente parecían menos graves en ese
momento.
A ello hay que sumar la facilidad con que se contagiaba el personal sanitario, las medidas que se impusieron en Atención Primaria y en hospitales, focalizando la atención en asistencia telefónica, realización de test y vacunación, la reticencia de los profesionales sanitarios para prescribir estudios de extensión por considerarlos menos urgentes en esos momentos, la paralización de cirugías y pruebas diagnósticas importantes programadas, el propio miedo de muchos pacientes que se notaban diversos síntomas no Covid pero que preferían no ir a los centros médicos por miedo a contagiarse y también y a colación de la prevención del cáncer, el paréntesis demasiado prolongado en las campañas de cribado o screening.
Se pausaron las mamografías, colonoscopias, test de sangre
oculta en heces, tactos rectales, pruebas de PSA, de Papanicolau … es decir,
dejaron de diagnosticarse lesiones precancerosas o cancerosas de mama, de colon
y recto, de próstata, de cérvix, etc. Ello supone, como fácilmente se puede deducir
que, muchas personas perdieron la oportunidad de tener un diagnóstico de cáncer
en un estadio inicial, con lo que ello conlleva.
En definitiva, la Covid ha tenido muchos daños colaterales, muchos
agentes oportunistas, entre ellos, el que comentamos en esta entrada, dejamos
de ver a tiempo muchos cánceres y de atender otras enfermedades igual de
peligrosas que estaban en curso o ya establecidas.
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