martes, 13 de diciembre de 2016

El duelo en el anciano

Si bien la persona anciana está mejor capacitada que los jóvenes para afrontar un duelo, debido al bagaje que con la edad se va adquiriendo por la superación de otras múltiples pérdidas de distinta índole, tales como; la pérdida de la capacidad física, de la memoria, de la capacidad para trabajar, de la autonomía, de la libertad, de la intimidad y de pérdidas humanas por el fallecimiento de otros familiares o amigos y si bien en muchos casos, al igual que en otras etapas de la vida, conseguirán la elaboración de un duelo natural, llegando a adaptarse a la pérdida, existen factores específicos en esta etapa de la vida, que pueden entorpecer la elaboración de dicho duelo. En el anciano hay tres características fundamentales que pueden generar dicha dificultad en la adaptación a la pérdida. En primer lugar, se encuentra el concepto de “dependencia”, ya que solemos hablar de matrimonios de muy larga duración, en los que se establece una gran dependencia en el sentido de que, a lo largo de la vida, los matrimonios, se han apoyado y han estado juntos ante multitud de situaciones y vicisitudes que han tenido que ir sorteando, generándose entre ellos, una gran complicidad y dependencia que desaparece para siempre. En segundo lugar, se encuentra el concepto de “soledad”, debido a que, con frecuencia, con la muerte del cónyuge, el anciano doliente, no suele desplazarse a otra casa si su nivel de autonomía en suficiente y, por lo tanto, tiene que enfrentarse a la situación añadida de seguir viviendo en soledad, en la misma casa y en las mismas dependencias donde durante tantos años ha vivido con su pareja ahora fallecida. Por último, se encuentra el concepto de “institucionalización”. En muchos casos el anciano no conserva autonomía para vivir solo en su casa y puede que tampoco sea posible vivir en la de sus hijos por diversas razones, viéndose en la encrucijada de ser ingresado en una residencia de ancianos, situación en la que, por lo general, lo pierde todo; su casa, su familia y su vida. En estas circunstancias, las probabilidades de duelo complicado e incluso de la propia mortalidad, aumentan notablemente. Otra peculiaridad a resaltar, es que el anciano, no solo tiene probabilidades de enfrentarse al duelo por la pérdida del cónyuge sino también al de sus hijos y nietos y al margen de esto, en ocasiones, se ve sometido a duelos dobles porque cuando fallece un nieto, tiene que elaborar el duelo de esa pérdida y afrontar además el sufrimiento de ver a su hijo afrontando el duelo.Concluyendo sobre estas generalidades, debido al aumento de la esperanza de vida hasta los 80 y los 90 años, es frecuente encontrarse con un número elevado de ancianos que atraviesan un duelo por la pérdida de su cónyuge y si bien son personas que se encuentran en una edad muy avanzada de la vida, no se las debe subestimar ni sobreproteger cuando se enfrentan a la elaboración de un duelo.

En la terapia del anciano ante el duelo complicado, vamos a ensalzar el valor de las terapias cognitivo conductuales frente a los psicofármacos  por diversos motivos; en primer lugar por las interacciones que los psicofármacos pueden generar sobre las medicaciones crónicas que el anciano toma para patologías significativas que puede padecer, en segundo lugar, el considerable aumento del riesgo de caídas con las consecuentes y peligrosas fracturas, debido a los típicos efectos secundarios de sedación, confusión y miorrelajación que estos fármacos pueden acarrear y en tercer lugar, por los propios efectos secundarios generales, dado que el anciano es un paciente especialmente sensible debido a que el estado del funcionamiento orgánico está disminuido y se hace obligatorio, el cálculo de la dosis adecuada, en relación sobre todo, al funcionamiento renal y hepático. En lo referido a las terapias cognitivas, si el anciano no responde a las mismas por presentar un deterioro cognitivo, las terapias conductuales se adaptan y son eficaces porque el anciano responde bien bajo el condicionamiento clásico y operante. Entre las técnicas que podremos aplicar para mejorar la situación del anciano con duelo complicado, están las dirigidas al control de ansiedad donde destacan la técnica de respiración diafragmática y la técnica de relajación muscular progresiva, las dirigidas a la reestructuración cognitiva donde se perseguirá que el anciano abandone las creencias irracionales mediante la discusión de las mismas con el terapeuta para que logre identificarlas, examinarlas y abandonarlas. A este respecto, resaltar que la terapia grupal se muestra más efectiva en ancianos por los siguientes motivos; ayuda a reconocer sus propias manifestaciones en los demás, favorece el ataque de las ideas irracionales cuando el anciano escucha de otros, lo mismo, pero desde distintos puntos de vista, ayuda a que se acepten como son, a cambiar comportamientos que sean percibidos como inadecuados por los demás y en definitiva supone un entrenamiento en habilidades sociales.





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