Enfermedad
rara es aquella que tiene una prevalencia de menos de 5 casos por 10.000
habitantes, lo que equivale a un 6-8% de la población europea. Esto equivale a
29 millones de afectados en Europa y a 3 millones en España.
A
pesar de la baja prevalencia, son enfermedades muy importantes en la vida de
las personas que las padecen, debido a que en la mayoría de los casos, son
trastornos crónicos y graves, que suelen aparecer a corta edad aunque también
en la edad adulta. Estas personas requieren un tratamiento adecuado con todos
los recursos al alcance, entre ellos, los recursos psicológicos, junto a un
enfoque multidisciplinar.
Los
principales hándicaps presentes en el abordaje de este tipo de enfermedades son:
la dificultad en el diagnóstico precoz, la falta de enfoque multidisciplinar y
la escasez de información y apoyo en el momento del diagnóstico. Por todo ello
la labor del Psicólogo se tornará de vital relevancia.
Hay
una serie de características que suelen compartir las enfermedades raras y que
son las siguientes: son hereditarias y habitualmente se inician en la edad
pediátrica. Son de carácter crónico y progresivo, asociándose a elevada
discapacidad, morbilidad y mortalidad. Son complejas en su etiología,
diagnóstico y pronóstico. Requieren un abordaje multidisciplinar.
Los
principales ejemplos de enfermedades raras, sin entrar en su descripción son
los siguientes: las Ataxias, el Síndrome
de Beckwith- Wiedemann, la Distonía muscular, la Enfermedad de Huntington, la Epidermolisis Bullosa, la Extrofía
vesical, la Leucodistrofia,
la Neurofibromatosis, la Osteogénesis imperfecta, la Paraparesia espástica familiar, los Quistes de Tarlov, el Síndrome de Apert, el Síndrome de Williams, la Telangiectasia Hemorrágica Hereditaria (Rendu
Osler Weber), y la enfermedad de Von
Hippel Lindau.
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