martes, 12 de abril de 2016

Personalidad tipo C

Cuando se trata de abordar la Personalidad Tipo C como un posible factor de predisposición para padecer cáncer, conviene indicar la dificultad a la hora de hacer estos estudios empíricos, debido al carácter retrospectivo de las investigaciones y a las variables de comportamiento en los grupos de control, dada la heterogeneidad de los mismos. Por todo ello y a pesar de las críticas, en cuanto al método aplicado para el estudio de la Personalidad Tipo C, se han observado una serie de características comunes, que pueden considerarse prototípicas de las personas que padecen cáncer:

La depresión, que por las ya mencionadas dificultades en el estudio, no se ha permitido afirmar de forma categórica, que la misma juegue un papel decisivo en el surgimiento del cáncer, aunque si se contempla, que pueda constituir un factor adicional para su desarrollo. No obstante, la depresión como variable, será de gran interés para el terapeuta, tanto como antecedente, como consecuencia de la enfermedad.

El desamparo o desesperanza, la cual, se ha asociado de forma más consistente con el cáncer que la depresión, ya que, ha sido un factor que se ha asociado con el surgimiento de melanomas y un predictor del cáncer de mama tanto previo a la biopsia como en las recaídas. Del mismo modo estudios prospectivos han enfocado el desamparo ante situaciones vitales como importante valor predictivo.

La pérdida de personas significativas donde existen estudios de relevancia que relacionan el surgir del cáncer con la pérdida o ausencia de adecuadas relaciones con los padres. La pérdida de un ser querido puede desencadenar un desequilibrio intraorgánico en forma de psicosis corporal autodestructiva de consecuencias fatales para la supervivencia El autor Baltrusch sugirió la importancia de las relaciones objetales en la infancia, aspecto fundamental en la psicoterapia psicoanalítica, ya que, se considera que marca la evolución psicológica y física de las personas. El autor Leshan concluye en que en estos enfermos ha habido importantes pérdidas tempranas familiares, lo cual será un aspecto vital en el abordaje psicoterapéutico en el sentido de que habrá que incidir en la superación de los duelos. El autor Rísquez en sus estudios observó que todos sus pacientes con cáncer habían experimentado la pérdida de un ser querido, siendo sobre todo, la muerte de los hijos o de la pareja, los más vinculados. Es muy interesante el aporte de este mismo autor referido a los niños que desarrollan leucemia tras la muerte de la madre, donde suelen ser casos de niños muy protectores con sus madres, en los que se observa que a pesar del mecanismo de defensa de negación, el cuerpo acaba enfermando.

Parece ser que todo esto, puede inducir una disminución de la actividad de los linfocitos natural killer que son los encargados de la destrucción de las células cancerígenas.

El bajo afecto negativo, referido a la dificultad que tienen las personas propensas al cáncer, de manifestar sus emociones negativas como la ira o la agresividad y sin embargo tienen intensa expresión de emociones positivas como el amor o el cariño.

La inexpresividad emocional, referida a la inhibición en las emociones negativas, intercaladas con explosiones afectivas, quizás como consecuencia de la represión continua en la que se vive. Esta manera de reaccionar, es fácil que se remonte y vincule a sus orígenes paternos, lo cual habrá que considerar en terapia.

En cuanto a las diferencias entre el patrón de personalidad tipo A y C, es decir, las diferencias entre personalidades que predisponen a la enfermedad cardiovascular y las que predisponen al cáncer, considerar que son patrones opuestos, en tanto en cuanto el tipo C es pasividad extrema y el tipo A es sobreactividad, el tipo C es amabilidad y cariño por el bajo afecto negativo y el tipo A es irritabilidad y hostilidad, finalmente resaltar, que el tipo C parece ser un patrón de conducta más heterogéneo y diverso que el A.












No hay comentarios:

Publicar un comentario