martes, 12 de abril de 2016

El Yo ideal en las adicciones

En el pasado se buscó un tipo de “personalidad adictiva” que diera una base psicopatológica común a todos los afectados por el uso crónico de drogas psicotrópicas. Hoy en día podemos concluir que no existe dicha personalidad y que cuanto más extendidas y asequibles son las drogas, más apreciamos que se asienta su uso crónico, sobre cualquier tipo de carácter, tanto preedípico como edípico. Es también notorio que la reiteración de la búsqueda hedonista en las drogas, que promueve la experiencia narcisista, favorece el desarrollo de rasgos acentuados narcisistas en todo tipo de caracteres.

En la actual sociedad capitalista, caracterizada en lo económico por el neoliberalismo y la globalización y en lo cultural por el posmodernismo, el énfasis ideológico y propagandístico ha pasado de la productividad, al consumo. El mercado es el que manda y ahora no se promueve la austeridad sino el consumo de corte hedonista. Las drogas psicotrópicas, incluido el alcohol, se vuelven doblemente funcionales en este contexto, a la industria legal e ilegal que las produce y comercializa, les genera enormes ganancias, y a los usuarios les permite una gran satisfacción hedonista de carácter profundamente narcisista.

Esta cultura de modelos consumistas facilita la emergencia del sujeto como un consumidor, que se hace fácilmente adicto, no sólo a la cocaína, marihuana o heroína, también al alcohol, al tabaco, a la comida, al juego, al trabajo, a las personas, entre muchos otros. Estos caracteres, junto a la ambigüedad, la diversidad cultural, el desencanto y la mayor parte de las características que se suelen evocar cuando se habla de posmodernismo, marcan el contexto en el que transcurre la adolescencia de nuestros días que, de ésta forma, ve debilitarse la estructura de sus ideales simbólicos (Ideal del Yo) que son rápidamente reemplazados por ideales narcisistas (Yo Ideal).

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