Tras el suceso traumático, como puede ser la muerte de un ser querido, la
clínica característica del TEPT, consiste en una reacción emocional intensa de
miedo, indefensión u horror, junto a recuerdos intrusivos y sueños recurrentes
sobre el acontecimiento, que en ocasiones, incluyen la sensación de revivir
dicho suceso (flashbacks), del mismo modo, se suele presentar; embotamiento
persistente, sentimientos de culpa, evitación generalizada e hiperactivación
autonómica, que puede conllevar; insomnio, irritabilidad, ira, sobresaltos,
hipervigilancia y dificultad de concentración. En los casos más graves, pueden
estar presentes alucinaciones auditivas e ideación paranoide.
Cabe mencionar también, el denominado “síndrome del falso recuerdo”,
en el que, con el paso del tiempo, se acaba distorsionando el recuerdo de la
experiencia traumática vivida, provocando un cambio en el contenido de la
misma. Finalmente, es habitual, que toda esta sintomatología referida, aparezca
con cierto retraso en el tiempo y este aspecto, al margen de la vulnerabilidad
individual de cada persona, suele estar en relación con variables como la
intensidad y la duración del acontecimiento traumático, pues no se vive del
mismo modo, la pérdida brusca de un familiar en un accidente de tráfico que
cuidándolo durante meses por una enfermedad terminal.
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