Conviene mencionar que desde la experiencia, es necesario remarcar que no
se contraponen la terapia individual y
la grupal porque va a depender de los momentos y circunstancias de cada
persona. Otro aspecto importante es que en la terapia individual, proponemos
una tarea inmediata y nos encontramos con resistencias como impedimentos para
el tratamiento y sin embargo en la grupal, nos encontramos con una diversidad
de contenidos biográficos distintos que pueden confluir en la elaboración
necesaria de angustia y procesos similares, por tanto la terapia grupal se
basará en el análisis de las relaciones, no en la homogeneidad de los
contenidos.
La diferencia fundamental entre ambas terapias es que en la psicoterapia
individual, el proceder es deductivo
porque a partir de los datos genéricos, posteriormente aparece una cadena
asociativa hasta dar con los núcleos del conflicto y de la dinámica
intrapsíquica. Sin embargo en la terapia grupal, el proceder es inductivo puesto que los diversos aportes de sus integrantes
son tomados como piezas de una relación actual donde el proceso primario del
grupo es hacer clara la relación que hace posible que un miembro del grupo se
manifieste en el aquí y ahora.
De esta tarea grupal inductiva se podrán exponer una serie de derivaciones: el grupo no tiene inconsciente
sino que existen inconscientes
individuales. Existe un tercero real. Junto con la relación asimétrica entre
terapeuta-paciente, aparece una relación simétrica con los integrantes. Junto a
la palabra como medio de simbolización y de intervención, se pondrá en juego
también la acción. No hablaremos de pulsiones grupales, sino de objetos de
deseo del grupo.
En definitiva, desde la psicología
vincular, la terapia grupal, da prioridad a los aspectos relacionales sobre
los contenidos y las diferencias existentes entre las conductas del ahora y los
modos de relación de los miembros, serán los elementos que se proponen como prueba de que el proceso está
en marcha.
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