lunes, 4 de abril de 2016

Depresión y pulsión de muerte



Melancolía y depresión se caracterizan y coinciden en que en ellas puede presentarse una extinción del gusto por la vida, puede presentarse la pulsión de la muerte, el Thanatos de Freud. Todo surge a partir de una reflexión de Freud en su obra “Más allá del principio del placer” donde expone que si para el sujeto sigue siendo verdadero que la vida psíquica está dominada por el principio del placer, le aparece más y más claramente que la tendencia portadora de la pulsión es la pulsión de la muerte, lo cual, puede reconsiderarse acertadamente en el conjunto melancólico-depresivo. Para comprenderlo mejor, hay que recurrir a la teorización de Freud sobre las pulsiones; las de vida o Eros, significan creación de lazos y Thanatos o pulsión de muerte, significa ruptura de esos lazos, de comunicaciones, de relaciones con el otro. En el caso del conjunto melancólico-depresivo del que hablamos, por una parte se presenta una "desinvestidura de los lazos", la ruptura de las relaciones; se presenta la idea de que nuestra  sociedad,  nuestras actividades, nuestras palabras, no les interesan, que están en otra parte, que no están, que no son,  o que están muertos. Por otra parte, presenta una "desvalorización del lenguaje" puesto que el discurso puede ser monótono o agitado, pero el sujeto que lo sostiene da  la impresión de no creer en él, de no habitarlo, de mantenerse fuera del lenguaje, de estar encarcelado en su dolor sin palabra. Parece que bajo estas premisas, perder el deseo, perder el goce, es perder el sentido de la vida, es la aparición de la pulsión de la muerte, alentado por la concepción de la nueva identidad psíquica a la que se refiere el “pesimismo freudiano” planteándola como la identidad de un mundo moderno, caótico y violento que acaba convirtiendo al deseo, en algo tan genial como frágil que parece flotar sobre un enorme abismo de pulsión de muerte. Rotos los lazos y descartado el lenguaje, el sujeto entra en caída libre hacia el precipicio. A partir de aquí es fundamental e interesante la aportación del psicoanálisis como herramienta terapéutica, pues es importante descubrir como con frecuencia, el sujeto depresivo que calla, es en secreto un afectivo, un incomprendido o un apasionado, por lo que la melancolía podría considerarse una perversión innombrable y conducirla a la vida y a las palabras sería la misión del psicoanalista.

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