Melancolía y depresión se caracterizan y
coinciden en que en ellas puede presentarse una extinción del gusto por la
vida, puede presentarse la pulsión de la muerte, el Thanatos de Freud. Todo
surge a partir de una reflexión de Freud en su obra “Más allá del principio del
placer” donde expone que si para el sujeto sigue siendo verdadero que la vida
psíquica está dominada por el principio del placer, le aparece más y más
claramente que la tendencia portadora de la pulsión es la pulsión de la muerte,
lo cual, puede reconsiderarse acertadamente en el conjunto
melancólico-depresivo. Para comprenderlo mejor, hay que recurrir a la
teorización de Freud sobre las pulsiones; las de vida o Eros, significan
creación de lazos y Thanatos o pulsión de muerte, significa ruptura de esos
lazos, de comunicaciones, de relaciones con el otro. En el
caso del conjunto melancólico-depresivo del que hablamos, por una parte se
presenta una "desinvestidura de los lazos", la ruptura de las relaciones;
se presenta la idea de que nuestra
sociedad, nuestras actividades, nuestras palabras, no les
interesan, que están en otra parte, que no están, que no son, o que están muertos. Por otra parte, presenta
una "desvalorización del lenguaje" puesto que el discurso puede ser
monótono o agitado, pero el sujeto que lo sostiene da la impresión de no creer en él, de no
habitarlo, de mantenerse fuera del lenguaje, de estar encarcelado en su dolor
sin palabra. Parece que bajo estas premisas, perder el deseo, perder el goce,
es perder el sentido de la vida, es la aparición de la pulsión de la muerte,
alentado por la concepción de la nueva identidad psíquica a la que se refiere
el “pesimismo freudiano” planteándola como la identidad de un mundo moderno,
caótico y violento que acaba convirtiendo al deseo, en algo tan genial como
frágil que parece flotar sobre un enorme abismo de pulsión de muerte. Rotos los
lazos y descartado el lenguaje, el sujeto entra en caída libre hacia el
precipicio. A partir de aquí es fundamental e interesante la aportación del
psicoanálisis como herramienta terapéutica, pues es importante descubrir como
con frecuencia, el sujeto depresivo que calla, es en secreto un afectivo, un
incomprendido o un apasionado, por lo que la melancolía podría considerarse una
perversión innombrable y conducirla a la vida y a las palabras sería la misión
del psicoanalista.
muy buen comengtario se ajusta a la realidad gracias me fue muy util.
ResponderEliminar