Respiración diafragmática o abdominal
La mayoría de las personas
respiran contrayendo y expandiendo el tórax, realizando lo que denominaríamos
una respiración torácica. La introducción de la respiración diafragmática tiene
muchas ventajas y casi todos nosotros no la realizamos de forma natural, al
parecer los niños muy pequeños y las personas que viven en tribus, en “estado
salvaje” la efectúan de forma natural. La respiración diafragmática, implicaría entrenar el
movimiento del diafragma y consistiría
en inspirar profundamente por la nariz de forma suave, con una duración de unos
3 segundos, aguantarlo durante unos 2 segundos o hasta que se sienta la
necesidad de soltarlo y después soltarlo lentamente durante otros 3 segundos. Para
su correcta ejecución, con una mano sobre el abdomen, en la inspiración debemos
notar como la mano se eleva ligeramente
a la vez que el abdomen se abomba hacia afuera debido al empuje hacia abajo del
diafragma y durante la expiración, la mano desciende ligeramente a la vez que el
abdomen se abomba hacia adentro por la elevación del diafragma. Esta técnica a
medida que se entrena permite realizarla en diversas circunstancias sin tener
que estar necesariamente tumbado, sentado, relajado o asociándola a imágenes
mentales placenteras, olores o música aunque al principio conviene empezar a
entrenarla lo más relajado posible. A este tipo de respiración se le atribuyen
muchos beneficios, con ella se ventila más al activar la parte inferior de los
pulmones y se aporta a los mismos un gran volumen de oxígeno, mejorando el
intercambio de gases, con lo que ello conlleva para la oxigenación de los
órganos y lo más interesante, es que el movimiento del diafragma, activa el
sistema nervioso parasimpático, provocando un efecto de relajación general.
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