Perspectiva dinámica: en ella se hace referencia a que, en el psiquismo, se
produce de forma constante una lucha entre fuerzas antagónicas. Desde este
modelo se pone en juego, sobre todo, las relaciones entre el consciente y el
inconsciente, unas relaciones basadas en el conflicto. Las fuerzas antagónicas
que se ponen en juego son fuerzas pulsionales, se trata de una dinámica pulsional dualista. La orientación
dinámica implica la consideración del concepto de fuerza y empuje. En los
textos de Freud, el adjetivo dinámico sirve para designar las características
especialmente del inconsciente
Perspectiva tópica: se refiere a una representación
espacial del funcionamiento del aparato psíquico. Freud, en 1900, introduce una
primera tópica en donde las instancias son el inconsciente, la percepción-conciencia
y el preconsciente. En 1920, elabora una segunda tópica donde introduce el
ello, el yo y el superyó.
Perspectiva económica: en ella se parte de la experiencia
clínica y señala que hay una energía que circula por el aparato psíquico,
vinculándose a determinadas representaciones y produciendo investimentos. Según
este modelo, los procesos psíquicos consisten en la circulación y distribución
de una energía cuantificable y susceptible de aumento, disminución y
equivalencia. La finalidad del aparato psíquico es conseguir un cierto
equilibrio. Esta perspectiva conlleva la idea de mantener siempre un nivel de
energía lo más bajo posible. De esta forma se realiza un trabajo múltiple; de transferencia de energía libre a
ligada, de desplazamiento de cargas de energías y de elaboración. Podemos
concluir que es aquí donde surgen los procesos de desplazamiento y condensación
energética. Desde la base de esta perspectiva se estructuran tres principios
importantes; el de constancia, el de placer y el de realidad.
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