Las principales hipótesis de tales vínculos y sus
consecuencias clínicas, se basan en el estudio de vías neuroanatómicas y
neuroendrocrinas que podrían estar relacionadas con aspectos de los trastornos
de ansiedad, todo ello corroborado con las técnicas de neuroimagen actuales.
Dichas vías son el sistema noradrenérgico, el sistema del factor liberador de
corticotropina (FLC) y la relación cruzada
entre ambos. En la primera vía, las neuronas noradrenérgicas del locus coeruleus (LC), y en
menor medida las de otros núcleos noradrenérgicos del tronco cerebral, se
activan durante el estrés y envían proyecciones a regiones corticales y
subcorticales que se sabe que están implicadas en la mediación de las
respuestas al miedo. Del mismo modo, el LC, recibe vías eferentes de la
amígdala y áreas frontales a partir de las cuales se puede integrar información, tanto sensorial-externa como visceral-interna, y modular una
amplia distribución de estructuras neuronales relacionadas con el miedo y el estrés.
En la segunda vía, el FLC no sólo parece jugar un papel central en el estrés
sino también en la ansiedad y la depresión. Los cuerpos celulares, terminales y
receptores del FLC tienen un patrón de distribución que acota anatómicamente
estructuras claves implicadas en la respuesta al miedo que se activan en
situaciones de estrés. El sistema del FLC y el sistema LC-NA tienen
proyecciones recíprocas que permiten la regulación cruzada de sus actividades
Del mismo modo los estudios indican que el núcleo central de la amígdala es una
fuente de proyecciones del FLC al LC. También se ha señalado que la vía NCA-LC
puede jugar un papel en la integración de respuestas emocionales y cognitivas
al estrés.
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